La educación, en todas sus manifestaciones, se encuentra inmersa en procesos de transformación y mutación que demandan una adaptación constante. En este escenario, es imperativo que todos los planes de estudio respondan de manera integral a las dinámicas y necesidades reales de la sociedad. La misión es clara: formar ciudadanos conscientes e informados capaces de contribuir activamente a la construcción de una humanidad mejor.
La revolución digital ha acercado a las personas y las ha unido, pero no sin generar brechas sociales significativas y divisiones palpables. La globalización y la masificación de las tecnologías digitales han excluido a aquellos que carecen de acceso y conocimiento para aprovechar los beneficios de la educación virtual, ya sea en modalidades remotas o híbridas.
Las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) han democratizado el acceso al conocimiento, permitiendo estudiar desde cursos cortos hasta doctorados completos en entornos digitales. Sin embargo, es igualmente esencial fomentar una alfabetización digital crítica entre los estudiantes. La sociedad debe comprender las tecnologías digitales para adoptar posturas críticas frente a las realidades sociales que estas revelan.
Es claro que las tecnologías digitales se entrelazan en todos los aspectos de la vida social, exacerbando las brechas existentes en ámbitos como lo social, lo cultural, lo económico y lo tecnológico a nivel mundial. La pandemia de la Covid-19 ha evidenciado la deserción de muchos estudiantes debido a la falta de acceso y conocimiento, subrayando la importancia crítica de abordar estas disparidades.
En la actualidad, las competencias digitales son esenciales en cualquier profesión u oficio. La academia, consciente de este panorama, debe emplear estratégicamente las tecnologías digitales para fortalecer los procesos educativos. La innovación en la educación, como el uso de la gamificación por parte de los docentes, no solo facilita el aprendizaje, sino que también fortalece la apropiación de las TIC en los entornos educativos. Herramientas digitales como Padlet, Kahoot, Mentimeter o Genially proporcionan un entorno educativo propicio para el aprendizaje interactivo y efectivo.
Además del uso innovador de las TIC, es crucial promover el pensamiento crítico desde las aulas. Enseñar a los estudiantes a cuestionar la información que reciben, fomentar su capacidad crítica y cultivar su interés por las problemáticas sociales contribuye a formar individuos preparados para enfrentar los desafíos de una sociedad cada vez más digitalizada. La educación, en este sentido, se erige como un pilar fundamental para la construcción de un futuro más equitativo y consciente de las complejidades de la era digital.
Para Paulo Freire (1993), «los docentes deben incentivar la libertad de pensamiento en los entornos educativos».